Read with BonusRead with Bonus

Capítulo 3 — Relación

Jean Verodine

—¡Vamos, Jean! —mi entrenador Rex me animaba desde un lado mientras hacía dominadas.

—¡Odio esto, idiota! —grité, pero seguí haciéndolo para asegurarme de que mi cuerpo estuviera en forma.

—Oh, Jean, me amas —dijo Rex y yo puse los ojos en blanco, seguí haciéndolo. Cuatro más, Jean, puedes hacerlo.

—Bonito trasero —mis manos resbalaron al escuchar esa voz, lo que me hizo caer al suelo. Suspiré y me levanté de nuevo. Miré a Rex y él me sonrió con malicia.

—Hola, Blake —Rex le estrechó la mano y yo los miré con furia a ambos. Me levanté rápidamente para seguir con mis dominadas, ignorando la presencia de Blake.

—¿Cómo está mi chica? —¿Perdón?

—¿Quién? ¿Jean? —preguntó Rex y yo quería golpearlo tan fuerte.

—¿Quién más? —respondió Blake con facilidad.

—No soy tu chica, imbécil, no reclames a una chica al azar como tuya —bajé después de terminar mis dominadas.

—¿Por qué te detuviste? —preguntó Rex.

—He terminado mi trabajo.

—¿Quién usa un suéter dentro del gimnasio? —me preguntó Blake y lo ignoré. No quiero responderle. Tomé mi bebida y la sorbí.

—¡Sentadillas con peso ahora! —dijo Rex y asentí siguiéndolo hacia donde están los pesos. Me volví hacia Blake y lo miré con sospecha.

—¿No tienes trabajo que hacer? —pregunté.

—Eres más importante, cariño —me sonrió y miré alrededor para ver a las chicas mordiéndose los labios tratando de llamar la atención de Blake.

—Elige a una de ellas, no estoy interesada en ayudarte —dije y él se rió.

—No... te elegí a ti.

—¿No puedes simplemente irte? —pregunté mientras Rex me daba el peso. Lo puse en mis hombros y miré a Blake.

—Cariño, quiero hacer ejercicio aquí. ¿Es un crimen? —sonrió ampliamente.

—Ojalá pudiera lanzártelo —dije mientras comenzaba a hacer mis sentadillas.

—No seas agresiva, Jean, siempre haces eso con cada chico que te coquetea —dijo Rex y lo miré incrédula. Hice una sentadilla y lo miré con dureza.

—Me gusta ver a mi chica haciendo ejercicio, te ves sexy —Blake se apoyó en la pared y no puedo creer que haya dicho eso en voz alta. Las chicas me miraban con envidia.

—No soy tu chica.

—Aún —añadió Blake y suspiré ignorándolo para concentrarme en mis sentadillas. Terminé 3 series de 20 sentadillas en poco tiempo. Rex me ayudó a bajar el peso.

—¿He terminado? —pregunté y Rex asintió. Tomé mi bebida y la sorbí. De repente, Blake deslizó su brazo alrededor de mi cintura y lo miré sorprendida.

—¡Suéltame!

—Oh, vamos, princesa de hielo, no seas tan fría y agresiva —me susurró al oído y lo empujé, pero me atrapó de nuevo.

—Gracias, Rex —dije y él sonrió mientras se alejaba.

—Blake, suéltame o te pateo las joyas —lo amenacé mirándolo con furia.

—Jean, si lo haces, no podremos tener hijos —dijo y sabía que estaba bromeando, pero bromear sobre tener hijos estaba fuera de mi liga. Le pisé el pie con fuerza y gimió de dolor. Me alejé de él hacia el baño.

Me siguió, pero se detuvo cuando recibió una llamada. Lo miré con furia y él me sonrió antes de contestar la llamada.

—Hola, Aaron —respondió y entré al baño para ducharme. Me di una ducha rápida y me sequé el cabello rápidamente. Me cambié a una camiseta negra y unos shorts de mezclilla. Salí del baño y encontré a Blake apoyado en la pared esperándome. Suspiré.

—¿Todavía estás aquí?

—Vamos a almorzar juntos —caminó hacia mí y negué con la cabeza.

—No, gracias.

—Me hieres de nuevo —dijo y fingió estar triste.

—Bien —dije con desdén y caminé hacia la puerta para salir.

—Tienes un buen trasero —dijo Blake y me volví hacia él molesta.

—Eres tan molesto —dije fríamente.

—Vamos —me agarró la muñeca y yo la retiré de su agarre.

—No quiero ir y además tengo mi coche —señalé mi coche y él señaló el coche frente a mí.

—Entra, hermosa.

—¡Deja de llamarme con apodos, lo odio! —dije y giré mi cuerpo planeando caminar hacia mi coche, pero él me agarró del brazo y me cargó sobre su hombro. Grité sorprendida.

—¡Blake! —grité y le di un golpe en la espalda.

—Te lo pedí amablemente, pero me ignoraste, así que no me dejaste otra opción —dijo mientras abría su coche. Abrió la puerta del coche y me metió dentro. Cerró la puerta con seguro desde afuera, impidiéndome abrirla desde adentro.

—¡Eres increíble! —le dije a Blake cuando se subió a su coche.

—¿Entonces qué quieres comer, hermosa? —preguntó Blake sonriéndome dulcemente.

—Ya perdí el apetito —dije fríamente.

—Italiano será —dijo mientras arrancaba el coche. Lo miré incrédula. Miré por la ventana, completamente desinteresada en hablar con Blake.

—Así que vamos a conocernos, mi futura esposa —dijo y me burlé de la palabra "esposa". Dijo que no le interesa el amor, pero actúa como si sí.

—No, gracias.

—¿Cuál es tu comida favorita? —preguntó.

—Zapatos —respondí al azar.

—Oh, Jean, no sabía que eras tan rara —dijo riendo.

—Sí, soy rara, a veces como vidrio cuando tengo hambre —él rió más fuerte y yo lo miré extrañada.

—Siempre me diviertes más cada vez, haces que me gustes más en lugar de odiarte más —afirmó y yo siseé. Cometí un error.

—Eso no debería pasar —murmuré.

—Aquí estamos —el restaurante estaba bastante cerca del gimnasio, a solo 5 cuadras. Se detuvo frente al restaurante y salió. Yo salí planeando escapar, pero Blake me agarró la mano a tiempo. Lo miré a él y a nuestras manos.

—No puedes escapar de mí —afirmó y me jaló hacia dentro del restaurante.

—Bienvenido, señor Coster —el camarero que estaba frente al restaurante saludó a Blake.

—Por aquí, señor —nos guió hacia adentro y caminó hasta la esquina del restaurante. Nos sentamos uno frente al otro y luego la camarera nos dio el menú.

—Fettuccine Alfredo —Blake ordenó sin mirar el menú.

—Que sean dos —dije sonriéndole a ella y Blake pidió una bebida y nuevamente lo copié. Después de eso, la camarera se fue.

—¿Qué es exactamente lo que quieres, Blake?

—Lo mismo que ayer —dijo mientras me miraba con diversión en los ojos.

—Escucha, Blake, no quiero casarme contigo. Tú no crees en el amor y yo sí. Para ti, el matrimonio es solo un juego, pero para mí es algo que ocurre una vez en la vida.

—Eres la novia perfecta, tienes esta frialdad hacia mí y te aseguro que no te enamorarás de mí porque yo no creo en el amor y además me desprecias, ¿verdad? —dijo y levanté las cejas.

—Puedes tener a cualquier hombre después del matrimonio porque no me molestará. Después de 3 meses podemos volver a nuestras vidas anteriores y divorciarnos —añadió y odio tanto la palabra divorcio que creo que no estará en mi diccionario.

—Encuentra a otra persona, hay un montón de chicas que estarán dispuestas a ayudarte —dije porque es la verdad. A las chicas les encantan los chicos como él.

—Tú eres la chica, Jean. Te daré un cheque de un millón de dólares y luego compraré lo que quieras.

—¿Crees que soy una chica fácil para empezar? ¡No necesito tu dinero! —dije mirándolo directamente a los ojos.

—¿Qué tal si finges ser mi prometida? —preguntó y negué con la cabeza.

—No quiero, Blake, te dije que...

—Blake, cariño —me volví hacia un lado para ver a una mujer hermosa de unos 50 años besando a Blake en la mejilla. Se volvió hacia mí con una mirada interrogante hacia Blake.

—¿Cómo llegaste aquí, mamá? —¿Mamá? Blake se levantó y la abrazó. Yo también me levanté y le sonreí. Ella tomó mi mano y la estrechó. Sonrió ampliamente y se volvió hacia Blake.

—¿Quién es esta hermosa dama?

—Soy su...

—Mi novia, mamá, Jean Verodine —mis ojos se abrieron de par en par y no pude evitar sonreír.

Estás muerto, Blake Coster.

Previous ChapterNext Chapter