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Capítulo cuarenta y cuatro

Damon me despertó cuando estacionó la camioneta y, al estirar los brazos, lo golpeé en la cara sin darme cuenta de que estaba tan cerca de mí.

—Lo siento —dije mientras él se reía.

—Si quieres golpearme, solo dilo, al menos dame la oportunidad de defenderme —dijo mientras yo reía, sintiéndome aver...