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¡Niebla y espejos!

—¡Espera! —gritó Aurora, pero ya era demasiado tarde. La misteriosa dama se desvaneció en la espesa niebla, y la pobre Aurora quedó completamente sola, envuelta en sus miserias con sangre goteando de su frente. Se quedó mirando al otro lado mientras la niebla avanzaba lentamente desde el pueblo haci...