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8

El guerrero de la manada se rió.

—¡Qué cómico! ¿Pensaste que podrías escapar? ¡Idiota! —sacó su teléfono y marcó un número.

—Señor, la he encontrado. ¿A dónde la llevo? —preguntó.

Pronto, cortó la llamada y guardó el teléfono en su bolsillo.

—Sígueme. No intentes escapar porque si lo haces, te a...