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Luna Anita abrió los ojos, sintiéndose inusualmente agotada. Al ver los altos árboles y la vegetación frente a ella, sus ojos se abrieron de par en par y trató de levantarse, pero para su consternación, sus piernas no le respondían. Frunciendo el ceño, pensó: «¿Qué está pasando? ¿Cómo terminé aquí?»...