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Finalmente se subieron al jeep y se alejaron de la zona.

—Pedro, por favor, la próxima vez no hagas algo así sin permiso, ¿de acuerdo? —aconsejó Regina.

—Sí, tía —asintió el pequeño.

Su madre colocó la estatua del premio en una bolsa y le dejó beber un poco de leche de coco con algunos bocadillos...