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Estirando su brazo hacia adelante, el Rey Drake exclamó:

—¡Rylio!

Inmediatamente, el cetro voló de las manos de Lavana de vuelta a las de su dueño.

—Tú, jovencita, has cometido un terrible error y lo pagarás caro.

—Incluso maté a esa vieja bruja a la que llamas esposa. Deberías haber visto su tr...