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Capítulo 25 Ver con más claridad

Lo miré de repente, como si no pudiera creer lo que oía. Él desvió la mirada.

—Te quiero, hijo, y no soy un tonto. Quiero que seas feliz, y no estoy diciendo que no puedas encontrar la felicidad, pero, desafortunadamente, en nuestras vidas, el deber viene primero. No puedes simplemente renunciar. H...