Read with BonusRead with Bonus

La hija del enviado

Mi madre siempre me dejaba dormir los días que no tenía escuela, pero hoy, aparentemente, era diferente. Irrumpió en mi habitación y abrió las cortinas de mis ventanas. Gruñí cuando la luz del sol golpeó mi cara.

—¡A los vampiros no les gusta la luz del sol, madre!

Mi madre cruzó la habitación par...