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SETENTA Y OCHO | SPARK

Me despierto en mi cama, con la cabeza palpitante y el cuerpo dolorido de esa manera ya familiar. El sabor metálico de la sangre se cuelga en el fondo de mi boca. La mía, y no la del sustento habitual. Mi garganta está áspera cuando trato de tragar y tan insoportablemente seca que casi me ahogo. Un ...