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SESENTA Y TRES | MALESTROM

—Escúchame por una vez, princesa, y corre—Mikyle me sisea, sus ojos se agrandan al ver que las tres figuras se convierten en cuatro al salir de la lluvia y entrar en el almacén. ¿Cómo no los notamos hasta ahora? No puede ser por la lluvia. Debería haber podido sentirlos, ¿verdad?

—Demasiado tarde p...