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TREINTA Y TRES | GRABADA EN PIEDRA

Algún tiempo después, abro los ojos. Me duele todo el cuerpo, estoy acostada de lado, a solo unos pies del lugar donde me había desplomado antes. El cielo nocturno sigue oscuro sobre mí, mis sentidos de loba en automático, la oscuridad como un día suave, pero el fino rayo de luna en lo alto delata l...