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VEINTITRÉS | DESORDENADO

A la mañana siguiente, me despierto y encuentro la casa oliendo como un restaurante. El aroma reconfortante de tocino cocido, huevos, panqueques y café flota en el aire. Prácticamente salto de la cama y tropiezo hasta la cocina. Mamá está sirviendo una abundante comida en dos platos.

—¡Te he extrañ...