Read with BonusRead with Bonus

9

—¡No! —susurré entre dientes, esperando que estuviera viendo una ilusión—. No, no, no, no, no. —Repetí las palabras como si pudieran salvarme, pero sabía que estaba condenada.

Encendí el motor, pero el coche no arrancaba. Lo intenté una y otra vez, pero fue en vano y finalmente comencé a llorar cua...