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Desde el momento en que me desperté, ya temía la cita. Pasé el día con mis pensamientos corriendo por mi cabeza. De hecho, estaba tan absorta en mis pensamientos que los clientes lo notaron y Greg tuvo que darme un descanso de diez minutos para (y cito) “volver a concentrarme”.

—¿Estás bien hoy, qu...