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Treinta y dos

James se había dicho a sí mismo antes en el centro de rehabilitación que no iba a perseguirla. Iba a dejar que ella viniera a él. Ese había sido el plan de todos modos. Miró su reloj y parpadeó, notando la hora. Estaba cerca del anochecer, tal vez quedaba una hora antes de que el sol se ocultara det...