Read with BonusRead with Bonus

Capítulo cuarenta y ocho

—Myla —susurró Damien sorprendido.

—Hola, hermanito —respondió Myla con una sonrisa.

—Oh, Myla —Damien sonrió de todo corazón mientras la abrazaba, girándola en el aire.

Myla se rió al recordar sus memorias de infancia. Él siempre la había abrazado y girado en el aire.

—No... no puedo respirar.

...