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El corazón de Nathan se encogió en su pecho, pero el nudo en su garganta era aún peor.

—Imposible... —su voz se quebró y más lágrimas corrieron por su rostro—. Esto no puede ser, maldita sea.

Su abuelo suspiró, sabiendo la tormenta que se avecinaba.

—No lo es. Ella está atrapada en ese bucle temp...