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Dejó a Suzanne brevemente en el suelo para abrir la puerta, luego la recogió de nuevo y la acostó en el sofá.

—¡Nathan, tu casa es hermosa! —exclamó la pelirroja—. Solo necesita un toque femenino —añadió, mirándolo sin vergüenza.

—Te mostraré tu habitación —dijo él, ignorando su comentario.

—Por ...