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Parte noventa y ocho

Durante el trayecto a casa, la mano de Katiya permaneció sobre mi pierna, donde yo sostenía la suya. Hablamos de todo tipo de cosas, nuestras vidas, su hermano, mis hermanos, incluso Madison. Era fácil hablar con ella y nunca vi lástima en sus ojos. Solo había comprensión; ella también había pasado ...