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Capítulo veinticinco

El camino a casa fue silencioso. Nadie dijo una palabra mientras Sloan sostenía a Hailey en sus brazos. Se veía tan diferente del hermano malhumorado que conocíamos en casa. Miles estaba delante conmigo, ocupado con la cámara mientras maldecía en voz baja.

—¿Qué pasa? —le pregunté.

—¿Ella viene a ...