Read with BonusRead with Bonus

Capítulo 31 - Síndrome de la sirena

Axel

—Ahora sabe que eres auténtico, cariño —le guiñó un ojo—. María acaba de confirmarlo.

—¿Qué...? —Axel jadeó, todavía tratando de calmar su acelerado corazón.

Se sentía como si alguien le hubiera inyectado diez dosis de adrenalina, pero al mismo tiempo estaba exhausto, como si hubiera cor...