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70.

—¿Estás lista, prima? —preguntó Caleb. Emma asintió en respuesta. Los tres estaban junto a la entrada del sótano, detrás del escudo. Escucharon atentamente, pero lo único que se oía eran gritos de pánico y llantos de tristeza provenientes de habitaciones distantes en toda la casa.

«Vendrá por nosot...