Read with BonusRead with Bonus

Capítulo 24

El ansia de sangre.

—¿Te gusta?

—¡Por favor, no pares!

—Sí, cariño. No lo haré, no te preocupes —gruñó, y luego volvió a lamerme; esta vez más rápido. Apreté la cama con más fuerza mientras el calor me recorría. Sus ojos nunca se apartaron de los míos, observando cómo mi cuerpo se retorcía de place...