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Burlándose de Anna en la heladería

Anna no pudo evitar que su cuerpo temblara cuando escuchó a Jacob decir empujes profundos y eternos.

Habría rechazado ir por eso, pero también sabía que tenía mucha hambre y necesitaba comer.

—Está bien, iré con ustedes —decidió finalmente Anna y se puso el gran abrigo negro sobre su camisón. No s...