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La fiesta

—¡Dios mío! ¡Me siento tan hinchada!

Miré los dos vestidos sobre la cama y fruncí el ceño.

No sabía cuál ponerme y eso solo me estaba volviendo loca. Sostuve el vestido azul y lo miré una vez más.

Me giré para recoger el suéter de cuello alto y lo tiré. ¿Quién se pone un suéter de cuello alto y j...