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La vida no es del color del arcoíris

—Cuidé al bebé tanto como tú —continuó ella—. Está bien, es mi culpa, lo entiendo. Pero no me lo eches en cara y me culpes directamente porque tú también tienes parte de culpa. Quizás, ambos tenemos la culpa.

Cuando terminó de hablar, lo miró, esperando que él dijera algo ahora que había desahogado...