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Mío para siempre

Los labios se movían a una velocidad insana, mordisqueando, mordiendo, tirando y lamiendo. Laura gemía de placer cuando Alex introdujo su lengua profundamente en su vagina, mordiéndose los labios para intentar contener sus gemidos.

—Dios, cómo extrañaba esto —murmuró sobre su vagina. Había pasado m...