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Su apuesto maestro

Alex la observaba mientras se tocaba, los sonidos de su placer eran de otro mundo. Se veía muy atractiva en ese estado, su coño goteaba crema. La dulce sonrisa que tenía en su rostro había desaparecido, reemplazada por una mirada sexy y ojos llorosos.

Apagó la colilla de su cigarrillo, se subió a l...