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Capítulo cuarenta: El visitante nocturno

—¿Vas a verla? —me preguntó Rosa.

La miré sin responder; Paisley me esperaba abajo.

No podía dejar de pensar en verla entre la multitud, llorando. Ahora tenía miedo de enfrentarla.

—Solo ve qué quiere —dijo Rosa.

Sostuve el borde de mi vestido azul claro, contemplando si debía ir o no.

En el fon...