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Capítulo treinta y ocho: Fuerza para rechazar al alfa

Continué de pie en silencio, mirándola, suplicándome a mis pies. De repente sentí mi cuerpo moverse hacia atrás, lentamente, alejándome de ella. Hasta que la pared de la tienda me impidió moverme más.

Eutis levantó la cabeza del suelo y vio que me había alejado de ella. Pronto la vi levantarse del ...