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CAPÍTULO 102

Silencio.

Sera se congeló a mitad de movimiento. —¿Perdón?

—Quiero que el embarazo desaparezca —dijo Avynna, su voz ahora más aguda—. Necesito que lo hagas. Hoy.

Sera se levantó lentamente, sus manos inmóviles. —Esa no es una petición que se haga a la ligera, mi señora. ¿Puedo preguntar—por qué?

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