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Estás celoso

La champaña sabe a ácido en mi garganta. Demasiado dulce, demasiado fuerte. O tal vez soy yo—todavía tambaleándome por lo que pasó arriba, todavía intentando empujar el recuerdo de su piel sonrojada y sus labios temblorosos al rincón más oscuro de mi mente. Pero cada trago lo arrastra de vuelta, aho...