




Capítulo 2- La solicitud
—Señor Miller, ¿quiere que deje de trabajar como su asistente y que trabaje como asistente de su hija? —pregunté sin apartar la vista del documento.
—Sí, como dije antes, necesito a alguien en quien pueda confiar y no puedo pensar en nadie más que en ti —dijo.
Me sentí honrado de que confiara en mí lo suficiente como para querer que trabajara con su hija, pero ¿qué pasaría con él? Estoy acostumbrado a trabajar con él.
—¿Y usted, señor Miller? También necesita un asistente, le sería difícil acostumbrarse a otra persona —dije.
—No te preocupes por mí, hijo, el problema más grande ahora es que mi hija esté en buenas manos. Revisa ese documento y dime qué piensas —dijo.
Si eso era lo que él quería, no tenía otra opción más que hacerlo, bueno, después de leer el contrato.
—Si eso es lo que quiere, señor —dije.
Tomé té con el señor Miller y hablamos un rato antes de que me fuera a la oficina para realizar una tarea que me había dado.
Tan pronto como entré a la oficina, comenzaron las miradas. Ya estaba acostumbrado a eso por parte de las mujeres aquí. Me miraban descaradamente, su deseo claro en sus ojos, pero yo las ignoraba.
Por mucho que fuera un mujeriego, me gusta mantener una reputación respetuosa en la oficina.
Entré al ascensor y presioné el botón para el piso de mi oficina, que era el mismo piso que el del señor Miller.
El ascensor llegó a mi piso y salí dirigiéndome a mi oficina.
Me acomodé en mi silla y comencé a revisar el documento. No había mucho, solo alineaba mis beneficios y todo lo que recibiría en el trabajo. Lo único que me llamó la atención fue donde decía que no podía renunciar al puesto sin importar qué.
No es que planee renunciar, pero esto nunca había estado en ninguno de mis contratos antes, así que me sorprendió un poco que estuviera aquí.
No obstante, lo leí de nuevo y no era tan malo, así que firmé.
PUNTO DE VISTA DE ARIANA
Me llamaron antes del trabajo para decirme que mi mamá se había desmayado. Estaba tan preocupada que me apresuré a bajar.
Estaba aterrada, no podía perderla, no después de la misteriosa muerte de mi padre.
—¿Dónde está? —pregunté a la sirvienta tan pronto como entré a la casa.
—Está en su habitación, el doctor la está atendiendo —dijo, y sin perder otro minuto, me apresuré a su habitación.
Mi corazón se hundió cuando la vi tan pronto como abrí la puerta.
Se veía tan pálida y enferma, era aterrador.
—Mamá —susurré mientras entraba en la habitación y sus ojos se encontraron con los míos, y una sonrisa apareció en sus labios.
—Mi hermosa hija —dijo mientras abría los brazos para mí y me apresuré a abrazarla fuerte.
—¿Cómo está? —le pregunté al doctor mientras me volvía hacia ella.
—Está manejando bien ahora, pero necesita mucho descanso, está muy débil y, por favor, ¿puedes recordarle que tome sus medicamentos? No los ha estado tomando —dijo el doctor con preocupación en su voz.
—Vamos, doctor, no tiene que delatarme así —dijo mi mamá.
—Mamá, esto es serio, ¿por qué no has estado tomando tus medicamentos? —pregunté con el ceño fruncido. Ella había estado bromeando sobre su salud y eso no me gustaba ni un poco.
—Lo siento, doctor, me aseguraré de que no se salte ninguno de sus medicamentos —dije al doctor.
—Eso sería genial, por favor cuídela, me retiro ahora —dijo el doctor.
—La acompañaré a la salida —dije mientras comenzaba a levantarme de la cama donde estaba sentada, pero el doctor me detuvo.
—No es necesario, señorita Miller, sé cómo encontrar la salida, por favor cuide de su madre —dijo y le sonreí antes de sentarme de nuevo.
Observé cómo el doctor abría la puerta y salía, luego me volví hacia mi mamá.
—Mamá —la llamé con un suspiro—, ¿cómo puedes ser tan descuidada con tu salud? ¿Quieres dejarme también? —susurré la última parte.
—¿Por qué piensas eso? Te amo, hija mía, y prometo tomarme mi salud en serio a partir de ahora.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo —dijo.
La abracé, pero ella se apartó con un suspiro.
—¿Qué pasa? —pregunté.
—El doctor acaba de decirme que debo descansar lo suficiente y se supone que debo asumir como la nueva CEO el lunes —dijo con frustración.
—Eso sería demasiado estrés para ti, mamá, y tu salud es muy importante. ¿Dónde está el abuelo? Necesito hablar con él —dije mientras una idea se formaba en mi cabeza.
—Está en su estudio —dijo.
—Descansa por ahora, mamá, volveré —dije mientras me levantaba y la besaba en la frente antes de subir la manta sobre su cuerpo para cubrirla bien.
Salí de la habitación para buscar a mi abuelo.
Toqué la puerta de su estudio y escuché su voz diciéndome que entrara.
—Mi niña —dijo con una sonrisa mientras me acercaba a él y lo abrazaba.
—¿Cómo está tu madre ahora? —preguntó.
—Está bien, ¿cómo te sientes tú? —pregunté mientras me daba la vuelta y tomaba asiento.
—Estoy bien, sabes que ella me tenía preocupado —dijo mientras se frotaba la cabeza. El hombre estaba estresado, pero no dejaba de trabajar. Ha trabajado muy duro por esa empresa.
—Tengo una petición, abuelo.
—Siempre directa al grano, por eso eres mi favorita —dijo con una risita y no pude evitar sonreír.
—¿Qué te gustaría que hiciera por ti? —preguntó.
—Como sabemos, mi mamá está actualmente enferma y se espera que asuma como CEO. Muchos tiburones hambrientos querrán usar su salud como una oportunidad para levantar oposición, encontrando una razón para decir que no es apta para el puesto —dije y él solo me observó.
—Entonces, ¿qué sugieres que hagamos? —preguntó y me enderecé preparándome para lo que estaba a punto de decir.
—Hazme la CEO de la Cooperación Miller.