Read with BonusRead with Bonus

Su voz de amor

La ducha estaba caliente—demasiado caliente—pero la necesitaba así. Necesitaba que el agua hirviente quemara el dolor en mi pecho, que derritiera el nudo que se había formado desde que mi madre pronunció esas palabras: como si fuera su propia hija.

Me quedé ahí bajo el chorro, con la frente apoyada...