Read with BonusRead with Bonus

Capítulo 1: Mi Salvador...

Punto de vista de Helena

—¡Helena, vamos! Te prometo que va a ser divertido —grita Tatiana, mi mejor amiga desde segundo grado, desde fuera de su coche.

La miro y sacudo la cabeza en señal de negación. No puedo creer que me haya hecho venir a esta fiesta universitaria. Mis padres me matarán si se enteran.

—Tatiana, no deberíamos estar aquí. ¿Y si pasa algo? —le digo a través de la ventana que he abierto un poco.

—Deja de ser tan miedosa. No va a pasar nada. ¡Excepto tal vez emborracharnos y conocer chicos universitarios guapos! —responde con entusiasmo. Sería típico de ella pensar solo en emborracharse y acostarse con algún chico guapo.

Lo pienso por un minuto. No debería darle tantas vueltas. Ahora que estoy en el último año de secundaria, debería estar disfrutando. Mi novio está fuera por el fin de semana largo y nunca he ido a una fiesta universitaria.

—Ugh, está bien. Siempre y cuando me prometas que no te emborracharás y me dejarás sola con gente borracha que no conozco.

—Lo juro por mi vida, si no, puedes clavarme una aguja en el ojo —canta ella, extendiendo su dedo meñique como siempre hacemos cuando nos hacemos una promesa.

Salgo de su coche y engancho mi meñique con el suyo. —Más te vale —luego engancho mi brazo con el suyo riendo mientras nos dirigimos a la fiesta en la casa.

2 horas después...

—¡Esa perra! En realidad, me dejó en este lugar maldito sola —grito internamente.

Después de entrar a la fiesta, caminamos un poco para conocer el lugar. Nos encontramos con el hermano mayor de Tatiana, Andre, que estudia en esta universidad. Su fraternidad es la que organiza la fiesta y nos invitó. Bueno, más a Tatiana y, por supuesto, yo, siendo su mejor amiga, tuve que venir.

Nos presentó a algunos de sus hermanos. Luego bailamos un rato hasta que ella se fue a bailar con algún chico y ahora no puedo encontrarla.

—Oye, Andre. ¿Has visto a tu hermana? —le toco el hombro para llamar su atención. Está hablando con un tipo que parece muy intimidante. Personalmente, no me gustaría estar sola en un callejón con él.

Al darse la vuelta, Andre sonríe al notar que soy yo. —Hola, hermosa. ¿Cómo estás? —balbucea, pasando su pesado brazo alrededor de mí.

—Estoy bien, Andre. ¿Has visto a Tatiana por aquí? —le pregunto tratando de sostenerlo ya que está borracho.

—¿Mi hermanita? ¡No, no! No la he visto, ma. Maldita sea, Helena, no me había dado cuenta de lo sexy que eres —se inclina y me da un beso en la mejilla.

—Eww, Andre, para. Estás borracho —lo empujo y doy un paso atrás. Andre es como un hermano mayor para mí y, aunque es muy guapo, no lo veo de esa manera.

Levantando las manos en señal de rendición, se ríe —Está bien, está bien. Lo siento. Solo te estaba haciendo un cumplido. Sácate ese palo del culo.

—Lo que sea. La buscaré yo misma —digo dándome la vuelta y dejándolo allí riéndose como un idiota. Odio cuando se emborracha porque siempre me tira los tejos.

A mi alrededor, la gente está borracha. Están frotándose unos contra otros y haciendo otras cosas que prefiero no ver. Odio estar en lugares como estos. Nunca termina bien.

Tratando de localizar a Tatiana, subo las escaleras para ver si ha ido al baño. Conociéndola, está en una de las habitaciones besándose con algún chico al azar.

Pasando parejas que se besan en los escalones e incluso contra las paredes, llego al segundo piso.

—Hola, preciosa. ¿Buscas algo o a alguien?

Me doy la vuelta para ver a un chico alto y musculoso sosteniendo un vaso rojo de plástico. Está junto a otro chico de su tamaño.

—Eh, sí. Estoy buscando a mi amiga, la hermana de Andre —les digo. Tal vez la conocen.

Se miran entre ellos y sonríen, luego me miran —Sí, la conocemos. Se fue a la habitación al final del pasillo con algún chico.

—Vale, gracias —les digo con una sonrisa. Tal como imaginé, se encontró un juguete para la noche.

Abriendo la puerta de la habitación, veo que está tenue y vacía. Hay una cama a un lado, pero no hay nadie aquí. —Qué extraño. Tal vez pensaron que hablaba de otra persona.

Al darme la vuelta para irme, choco con un pecho duro. —Oomph... —miro hacia arriba para ver con quién choqué. Es el chico alto y musculoso que me dijo que Tatiana estaba aquí.

—Lo siento —le digo.

—No te preocupes, preciosa. ¿Así que tu amiga no está aquí? —pregunta con una sonrisa maliciosa. Solo la forma en que lo pregunta me da un escalofrío. No es una buena sensación.

—U-umm, no, ella no está. Voy a bajar a buscarla —digo, tratando de esquivarlo para salir, pero su otro amigo ha cerrado la puerta y se coloca frente a ella.

Agarrándome del brazo con fuerza, me tira hacia atrás. —¿A dónde vas, preciosa?

Empiezo a entrar en pánico. —Te dije. Voy a bajar a buscar a mi amiga.

—Hmm, ¿qué tal si te quedas aquí con nosotros? Los tres podemos pasar un buen rato —dice acariciando mi mejilla con su dedo.

—No lo creo. Yo... yo tengo novio y, y voy a buscar a mi ami-... —antes de que pueda terminar, me agarra y me empuja sobre la cama.

—No creo haber preguntado si tienes novio, preciosa. Te pregunté si quieres pasar un buen rato con mi amigo y conmigo —se inclina sobre mí con una sonrisa maliciosa. Sé cuáles son sus intenciones y no quiero que mi primera vez sea con un tipo borracho que no conozco.

—Por favor, no hagas esto. Yo...

—¿Me estás suplicando que te folle, preciosa? No te preocupes, una vez que te folle en cada agujero, me suplicarás que no pare.

Agachándose, me empuja las piernas para colocarse entre ellas. Luego agarra mis manos y las tira por encima de mi cabeza, haciéndome chillar.

—Por favor. Por favor, no lo hagas. ¡Por favor, no puedes hacer esto! —empiezo a gritar. Incluso retorciendo mi cuerpo para liberarme de su agarre, pero él solo se ríe.

—No tiene sentido luchar, nena. Consigo lo que quiero y lo que quiero es follarte —apretando entre mis piernas con su mano libre.

—Mmm, voy a hacer que ese coño se moje tanto, nena —desabrochando mis jeans y luego bajando la cremallera.

—Para, por favor, para. ¡No necesitas hacer esto! —sigo gritándole. No tiene sentido. Él y su amigo van a quitarme la virginidad violándome.

—Oye, Darren, ven aquí y haz que se moje para nosotros. No quiero que piense que no nos gusta el juego previo —le dice a su amigo, que ahora está junto a él.

—Por favor. ¡Por favor, no!

—Shh, nena. Voy a hacer que ese coño se sienta tan bien. No te preocupes —Darren, el otro chico, me dice. Deslizando su mano sucia dentro de mis jeans, desliza su dedo sobre mi clítoris.

—¡PARA! ¡POR FAVOR, NO! —grito más fuerte, rezando para que alguien me escuche. Solo puedo oír el bajo de la música que viene de abajo.

—Maldita sea, mami, tu coño está tan mojado. Nick, siente lo mojado que está su coño. Creo que lo quiere —Darren sonríe al alto, que ahora sé que es Nick.

—¿Oh, sí? Déjame ver —Darren saca su mano y se lame el dedo, dejando que Nick me toque. —Sabes bien, nena.

—¡QUITA TUS ASQUEROSAS MANOS DE ENCIMA, MALDITOS BASTARDOS! —grito y, con todas mis fuerzas, logro levantar la pierna y darle una rodillazo a Nick entre las piernas, haciendo que suelte mis brazos.

—¡Ay! ¡Maldita perra! —grita agarrándose la entrepierna. Justo cuando estoy a punto de levantarme, me sorprende. Me da una bofetada fuerte que me hace caer de nuevo en la cama.

—¡Vas a pagar por eso, estúpida perra! Pensar que iba a ser gentil contigo. Ahora voy a follarte en el coño y en el culo tan fuerte que no podrás caminar en una semana —dice furioso, montándose sobre mí mientras rasga mi blusa.

—¡PARA! ¡PARA!

—Vas a chuparme la polla mientras Darren te folla sin sentido —dice desabrochando sus jeans para sacar su pene. Muevo la cabeza de un lado a otro.

Me agarra del cabello con fuerza para mantener mi cabeza en su lugar. —Abre la boca, preciosa, y prueba esta deliciosa polla.

—¡NOO! ¡QUÍTATE DE ENCIMA! —grito una y otra vez, puedo sentir que me bajan los jeans.

—Deja de moverte, pequeña perra —con un puñetazo en la cara, empiezo a perder la conciencia.

Sacudiendo la cabeza para mantenerme enfocada en no ser violada, juro que escucho a alguien entrar en la habitación gritando.

—¿Qué demonios crees que le estás haciendo? —grita la voz extraña. No sé realmente qué más están diciendo porque mis ojos se sienten pesados.

El peso sobre mi cuerpo se levanta y puedo escuchar gruñidos y maldiciones de fondo. Luego, silencio.

Me siento mareada y con sueño. —Oye, oye. Está bien, princesa. Ahora estás a salvo. Nadie volverá a tocarte así. Lo prometo. Si no, estarán muertos —me dice el extraño, sosteniéndome contra su cálido pecho.

Mirando hacia arriba a través de párpados pesados, es difícil descifrar realmente sus rasgos, excepto sus ojos grises claros y el pequeño aro en su nariz.

Él me mira y sonríe. —¿Eres mi salvador? —susurro, luego me desmayo en los brazos del extraño sin saber quién es mi salvador.

Previous ChapterNext Chapter