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Capítulo 84

Dándome la vuelta, ignorando los golpes en mi puerta. Tirando de la gruesa manta sobre mi cabeza. El aroma de pasteles dulces llena mi nariz. Extraño.

La puerta se abre de golpe. —¡Maldita sea! ¿Vas a dormir todo el día? ¿Cuántas veces tenemos un fin de semana lejos de la manada? —Una voz dulce y f...