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Capítulo 90

Al acostarme en mi cama, puedo oler manzanas y sal. El llanto de Artemis es el único sonido que escucho mientras aclaro mi garganta para decir algo cuando ella está justo allí. —Oh, Dios mío, lo siento mucho, olvidé que no quería hacerlo, por favor, perdóname —sus sollozos rompen mi corazón. Mirándo...