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—¿Emma? El señor Carrero quiere verte. —Una voz infantil y pequeña surge detrás de mí, haciéndome estremecer y soltar el plumero. Mi corazón se detiene de repente mientras inhalo profundamente, apartando el cabello pegado a mi cara por el esfuerzo de mi entusiasta limpieza, mis ojos se abren de par ...