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—¿También te mostró su gran polla, verdad?

Kenzie gimió en voz alta, apretando sus muslos mientras su respiración se entrecortaba.

—Dímelo —gruñí.

—Sí —susurró ella.

—Apuesto a que nunca habías visto una polla así antes, ¿verdad?

Ella negó con la cabeza, con los ojos muy abiertos y las mejillas ence...