Read with BonusRead with Bonus

Sesenta y dos.

Hace once semanas

—Elijah, Elijah, vamos. —Nora llamó desde la puerta, frustrada porque no podía acercarse más para despertar a su hermano—. ¡Levántate, Elijah! ¡Tenemos que irnos!

—Vaya, —gruñó Elijah—, espero que tengas una buena razón para despertarme. ¿Qué hora es? —se quejó mirando a su alr...