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Sesenta.

Colt se arrancó el cinturón de seguridad y abrió la puerta del coche de un empujón, justo a tiempo para caer fuera del vehículo. La grava del camino, donde aterrizó, se clavó en sus rodillas y en las palmas de sus manos, mientras su cuerpo comenzaba a retorcerse y a convulsionar. La bilis en su garg...