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Treinta y cuatro.

Colt corrió tan rápido como sus piernas se lo permitían. Tenía que hacerlo, o no tendría suficiente tiempo para llevar a cabo su plan antes de que Elijah la alcanzara; ya podía escuchar los pasos tenues de sus pies mientras su lobo galopaba tras ella. Sonrió sabiendo que él la subestimaría, los homb...