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Capítulo 230

—¡No me llames, maldito pervertido! —espetó Elizabeth.

Un momento era tierno, al siguiente era pura rabia.

Alexander se agarró la camisa y se burló—. ¿Pervertido?

¡Esas palabras tan duras encajaban perfectamente con la personalidad arrogante de Elizabeth!

—Ve a ver a tu Esme y cásate con ella. ¡...