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Capítulo 939: Pedir refuerzos

Con un gruñido ahogado, la botella de cerveza se rompió y la sangre comenzó a correr por la cabeza del hombre calvo. Soltó al dueño del restaurante, se tocó la cabeza y miró la sangre en su mano con incredulidad. No podía creer que alguien en su ciudad natal se atreviera a ponerle una mano encima.

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