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Capítulo 368 Salvé a alguien, pero también dañé a alguien

Sebastián era el único que sabía que no estaba tan tranquilo como aparentaba. Sus palmas sudaban y su corazón latía con fuerza en sus oídos, luchando por mantenerse al ritmo.

Cada palabra, cada sonido de Sebastián temblaba. Pero siempre lo ocultaba; nunca dejaba que esas emociones se mostraran. Isa...