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Capítulo 288 No le digas a Sebastian con qué estoy ocupado

Al mismo tiempo, Isabella, bajo el sol, de repente sintió un escalofrío.

No sabía de dónde venía, y luego su párpado derecho también comenzó a temblar.

—Señorita, ¿está lista para pagar? —la voz de la cajera era clara y nítida.

Isabella salió de sus pensamientos, sonrió disculpándose y sacó algo ...