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Capítulo 274 No es tan doloroso, no te preocupes

Mientras el peso de su tarea inminente se asentaba en su mente, Isabella se sintió invadida por una inusual oleada de emoción.

—Señora, ¿a dónde se dirige? —inquirió el mayordomo—. ¿Debo arreglar un coche para transportarla?

Con un gesto despectivo de la mano, Isabella respondió secamente:

—No es...