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Capítulo 26 Esta esposa aún puede conservarse

Cuando Isabella comenzó a sollozar, Sebastián le dio unas palmaditas en la espalda y le dijo:

—Estoy aquí, todo está bien ahora. No llores, no tengas miedo. Mira, qué grande eres, incluso sollozando mientras lloras.

Isabella sollozó y explicó:

—Yo... hipo... tenía miedo... hipo... y hambre... a...