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Capítulo 224 Ámame, no me desagrades

Kaine se rascó la cabeza. —Señor Lawrence, el contrato que necesitaba su firma esta tarde; aún no me lo ha dado.

Sebastián miró los archivos apilados en su escritorio. —Puedes irte a casa; hablaremos de eso mañana.

—Sí.

Antes de irse, Kaine miró inadvertidamente el escritorio de su jefe y vio que...